lunes, 5 de noviembre de 2007

Yerros y aciertos en torno a la edad punible en Honduras

Yerros y aciertos en torno a la edad punible en Honduras.-
Marvin A. Valladares.

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La tendencia malsana de nuestra sociedad hondureña de buscar culpables inmediatos vrs. soluciones plausibles a los problemas sociales que nos aquejan, (sobre todo cuando estos se salen de nuestras manos) se pone de manifiesto en este escabroso tema de la edad punible para deducir responsabilidad criminal a los jóvenes infractores de la ley penal. Lo más fácil y acertado en el caso de la ola delincuencial que azota al país, es mirar hacia abajo para señalar y culpar al estrato social más próximo y vulnerable: Los menores de edad; ya que para las mayorías adultas ellos son el problema, ¡Hay que encerrarlos¡. Otros en un acto de mera cobardía sugieren que hay que pasarlos por las armas, fusilarlos a todos y santo remedio, se acabaron nuestras quejas. Otros más indulgentes dicen que solo es cuestión de reducir la edad punible. Es obvio que la gran mayoría desconoce que Honduras es uno de los pocos países en el mundo (seis) donde la edad mínima de responsabilidad penal es a partir de los 12 años, art. 180 del Código de la Niñez y de la Adolescencia.
También se ignora que en otros países donde se ha adoptado este procedimiento ha sido un total fracaso, por que la delincuencia lejos de reducirse se ha incrementado y que decir de la fatal simbiosis resultante del encarcelamiento de jóvenes con criminales adultos cual auténtica escuela del crimen.

Esta parafernalia de opiniones irresponsables a las que a diario asistimos en los medios de comunicación, en la calle y hasta en nuestro vecindario, se aleja diametralmente de la realidad social y jurídica del país y dista mucho de constituirse en un juicio serio y científico que conduzca a una solución verdadera del asunto. Por si fuera poco, esta ronda absurda de opiniones, desgraciadamente (por no decir casi siempre) concluye en los criterios más descabellados, discriminantes e injustos, generando una visión deprimente y negativa de la juventud hondureña, criminalizando y discriminando a nuestros jóvenes, particularmente a los más pobres.

Y es que en este tema de la edad punible, como en casi todos donde se ve comprometida la seguridad de las personas y los bienes, prevalece la cultura del parche y del tapagoteras, las soluciones folklóricas y trilladas que la gente repite como loro en los buses, en las bancas de los parques y en cualquier esquina, de tal manera que la ignorancia, la estigmatización y los prejuicios en contra de nuestros jóvenes nos orilla ha declararlos como únicos responsables de los altos niveles de inseguridad ciudadana existentes, sobre todo si estos son menores de edad y si de paso pertenecen a los estratos sociales mas indigentes del país, de ser así están fritos automáticamente, son delincuentes, no más, ¡son mareros!.

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